Telesforo braxo expósito, perfil de un naturalista

TELESFORO BRAVO EXPÓSITO
Perfil de un naturalista
Diario de Avisos 20-1-2002

Telesforo Bravo Expósito nació en el
era la llave al saber neto. La biblioteca Puerto de la Cruz (Tenerife) el día 5 de de la Normal –en la época de la Repú- blica– estaba extraordinariamente bien dotada. La Revista de Occidente, Dar- win, «Vidas Paralelas» de Plutarco, «Santa Juana» de Bernard Shaw, etcé- tó a Telesforo y a sus hermanos un taller tera. Para las jóvenes mentes de aquella donde les enseñó ebanistería, electrici- época, eso era, en palabras de Telesforo, “pan puro…”, aunque durara poco Su etapa de estudiante la vivió entrega- Expósito tenía bien decidido el futuro través de los libros se formó en él ese De su padre cogió la afición a caminar espíritu universal que tan poco se da en por los montes; subió al Pico Teide a los reductos insulares. Recuerdo oírle decir: 9 años, y de su mano entró en las prime- “Yo no he dado cuenta a nadie de cómo me he formado”, afirmación que encie- questa el agua. “Uno nace con cierta inclinación o tendencia a una forma de En esos mismos años organizó una peña vida. Desde la niñez, inconscientemen- te, te inclinas por cosas determinadas y actividad era hacer grandes excursiones. concretas”. Así ocurrió en Telesforo, ral: un inquisitivo afán de conocimiento. cería de cierto aire pintoresco o loquina- do ya tenía 23 años, encontraron en la naturalista que basó su quehacer cientí- unos huesos de lacértidos y de ratas que les parecieron de gran interés, pues pre- sas ocasiones confesaría que esa era su padre, ya retirado de la vida de marino, pasión más arraigada, casi un leitmotiv, pues en cualquier lugar donde estuviese, toda su actividad era observación pura. director del Instituto de La Laguna, D. Agustín Cabrera, quien tras examinarlos Este intelecto inquieto fue enviado a La afirmó que se trataba de restos de “su- perespecies”, y se los quedó para estu- podía aspirar la economía de su familia. solicitaron su devolución y se los entre- este hecho, aquella escuela rudimentaria nó definitivamente la balanza a favor de científico de Santander para ser remiti- realizar una carrera superior; desde lue- Este herpetólogo los estudió y realizó la describía el interesante fósil, pero donde ocasión de la Guerra Civil y, luego, con el grado de Teniente de Infantería, permane- cería nueve años más en el Ejército. años, realizó su primera publicación, y nio son sus dos hijos: Jesús, hoy geólo- los 54 años) ganó la cátedra de Petrolo- labor y literatura científica la desarrolló geólogo, se convertiría en el más íntimo vocación temprana, pero de realización tardía. Tarde empezó la carrera de Cien- del Cabildo Insular de Tenerife, y nunca otras muchas personas. Su mujer permaneció Geodesia y Geofísica, etcétera, etcétera. lesforo se quedó en la Península reali- en el ámbito científico y de su prolon- asesor en la exploración de aguas subte- rráneas. Bravo conocía directamente la línea de estudio que sería una constante perforados en las Islas y cuya cifra, que rebasa los miles, es ciertamente digna de todo asombro. Sus ideas sobre la situación del agua en Canarias –ajenas a fórmulas y modelos numéricos– se con- rio, en Las Palmas. Allí vivió un año y luego, en 1956, fue solicitado desde Irán fístas que las tesis oficiales. “Son con- para realizar estudios sobre aguas subte- secuencia de utilizar distintos paráme- tros a la hora de analizar la situación. Y forzosamente se llega a conclusiones distintas”. Y el profesor Bravo defen- mente sobre Geología y Petrología de la bien la isla tanto por “fuera como por habitual en jornadas culturales, debates, con su sencillez picarona, que él no te- y toda suerte de efemérides científicas. nía intenciones de ser catedrático, sino Siempre consideró vital que existiera un científico y las gentes, y si no lo reque- rían, él mismo organizaba las conferen- vo–, y en sus charlas nunca faltaba una de la Facultad de Ciencias; durante más de 30 años impartió los cursos para ex- broma. Quién, si no, describiría el avan- tranjeros organizados por el Instituto de rotos. Porque el rigor no está reñido con Telesforo con su estilo siempre afable y desgranado, lo mismo ante bachilleres que ante la Academia de Medicina de Santa Cruz, En el plano estrictamente científico, su una nueva galería sin un informe previo actividad se centró en dos ejes principa- les y conexos: la vulcanología y el agua. En 1983 le llega la jubilación y deja la No obstante, la educación recibida y su Universidad, pero casi sin notarlo, como espíritu, de por sí integrador, le facilita- él confesaba: “La información me sigue llegando, sólo soy un jubilado adminis- neral. Ahí está su descripción de Lacer- trativo que ahora se puede dedicar más ta máxima, un lagarto fósil y aún mayor a Las Cañadas”. Es así como este natu- que el que antaño describió el alemán espíritu siempre joven, encontró ese “el Canariomys bravoi, una rata gigante, Dorado” de todo científico: dedicarse a lo que le gusta, sin plazos, sin burocra- taca, sin dudas, la «Geografía general vida fueron para D. Telesforo, sin lugar de las islas Canarias» (1954-64), que, a dudas, de lo más gozosas, disfrutando de sus nietos y de los múltiples amigos diente, se convirtió pronto en un clásico excursiones por todas las islas, o Madei- natural. En el prólogo del primer tomo, para el enseñanza de la Ciencia llegarí- escribía el profesor Hernández-Pacheco: “Tal labor tenía que hacerla un canario “don Tele”, que así le llamaban quienes que fuera naturalista; un hombre, en le querían. También vendrían los hono- fin, enamorado de su tierra y de su pro- fesión, circunstancias que felizmente En la actualidad, con la Teoría de placas título de Profesor Emérito de la Univer- Ciencia, amistad, una salud de fortaleza mantenida antaño entre “oceanistas” y geológica y una sonrisa a flor de piel, “continentalistas” respecto del origen de las islas Canarias. Bravo, fiel a Lyell, nunca. Así recordaremos a “don Tele”. Pero todo llega a su fin. La tarde del 7 cánico del Archipiélago y su postura un el conservadurismo y aislamiento cientí- mósfera, le sobrevino la muerte. Allí, en cánicos, petrología y tectónica insular, la hidrología es, quizás, el capítulo más extenso de la bibliografía de Bravo y, obviamente, lo fue de su quehacer en el

Source: http://antoniomachado.net/pdf/newspaper/telesforo%20bravo.pdf

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