EVO CUMPLE, ¿BOLIVIA CAMBIA?
Luegomado, adonde llegó con un histórico 54%
de los votos, cabe preguntarse ¿qué ha cambiado en Bolivia conel arribo al poder de la izquierda nacionalista?, ¿cuál es el balanceentre rupturas y continuidades con el pasado?, ¿correrá elgobierno de Evo Morales la misma suerte que anterioresexperiencias nacional-populares, cuyo intento de construir unEstado “de verdad” fracasó por la resistencia conservadora perotambién por las propias limitaciones de los sectores progresis-tas para traducir los proyectos populares en una nueva insti-tucionalidad? Si bien el crispado mar de fondo vuelve proviso-rio cualquier análisis de la realidad boliviana actual, es posibleensayar algunas respuestas.
Fue el asesor presidencial brasileño Marco Aurelio García, quien
en un reciente viaje a La Paz sintetizó –en una sola frase– el ori-gen de las tensiones que vive este país andino-amazónico: “El pro-blema en Bolivia es que, pese a tratarse de un proceso de reformas,en el marco de un sistema democrático, tanto el gobierno comola oposición actúan como si estuvieran frente a una revolución”. Así, el gobierno busca imponer –hasta ahora sin éxito– una nueva
PABLO STEFANONI
Constitución que considera “refundacional” y la oposición con-servadora, anclada en el Oriente y Sur del país, impulsa unas auto-nomías percibidas como un blindaje ante el “populismo indígena”que amenazaría sus intereses.
No obstante, la agenda de Evo Morales parece bastante alejada
del etnofundamentalismo indígena (y de la revancha étnica quedenuncian con insistencia los sectores acomodados1), así como deun avance socializante sobre la propiedad privada. Más bien, el
María Paula Doberti - Veredas - Foto toma directa en deriva por Buenos Aires. 2007
proyecto “evista” se vincula a la modernización del país, la repo-sición del rol del Estado en la economía (en palabras del vicepre-sidente Álvaro García Linera, el control estatal del 30% del PBI),la inclusión social –y cultural– de las mayorías indígenas y unreparto más democrático de la renta proveniente de los recursosnaturales, fundamentalmente el gas. En síntesis, el gobierno delMovimiento al Socialismo (MAS) ha recuperado en gran medidaun discurso nacionalista que recorre la historia boliviana comorespuesta al “Estado aparente”, carente de una verdadera basenacional. La novedad es que esta vez se trata de un nacionalismoplebeyo –que avanzó desde el campo hacia la ciudad– y no de unproyecto pensado por la inteligentzia urbana como ocurrió con elnacionalismo revolucionario que lideró la revolución del 9 de abrilde 1952.
EVO CUMPLE, ¿BOLIVIA CAMBIA? La trinchera regionalista Al igual que ocurrió con la Revolución Nacional del 52, el ciclo de luchas populares iniciado con la “guerra del agua” en Cocha- bamba y los bloqueos aymaras en el Altiplano, en 2000, y conti- nuado con las “guerras del gas” de 2003 y 2005 no llegó al Oriente boliviano, liderado políticamente por el departamento de Santa Cruz2. De modo que se ha generado una relación de fuerzas dual: mientras en el Occidente del país se convirtió en sentido común el cuestionamiento al neoliberalismo y al viejo sistema de parti- dos, en la Bolivia oriental pervive una fuerte hegemonía política, social y cultural de los sectores empresariales articulados en torno a los comités cívicos y a una reinvención de las identidades regio- nales que hoy es la base de las demandas autonomistas3. La principal dificultad del gobierno de Evo Morales se vincula a la construcción de una hegemonía nacional, contra lo cual conspiró la excesiva utilización de la simbología andina y una lectura super- ficial de la realidad cruceña, que lo llevó a subestimar la capaci- dad de reacción de las elites locales, si bien débiles para disputar el poder nacional, suficientemente fuertes para bloquear la pre- sencia efectiva del Estado central, al punto de que los militantes oficialistas se encuentran casi en la clandestinidad ante la pre- sión –por momentos, violenta– de los autonomistas. La oposición de Morales a las autonomías en el referéndum de 2006 favore- ció la construcción del bloque regionalista, que prácticamente disolvió los antagonismos étnicos y clasistas en el interior de una identidad cruceña cuyo “exterior constitutivo” es el Estado cen- tral “andinocentrista”. Y, en la actualidad, esta polarización nacio- nal se expresa en la confrontación entre la nueva Constitución y los estatutos autonómicos.
La nueva Constitución se plantea dos metas principales: el reco-
nocimiento del carácter plurinacional del país (en referencia alas 36 “naciones indígenas”, mayoritariamente quechuas, ayma-ras y guaraníes, que lo habitan) y la recuperación de un rol activodel Estado en la economía, aunque no habla de “socialismo delsiglo XXI”. A diferencia de la Carta Magna anterior, incorpora la
PABLO STEFANONI
separación de la Iglesia del Estado, reconoce el pluralismo jurí-dico4 e introduce la elección por sufragio universal de los magis-trados de la Corte Suprema de Justicia entre candidatos preselec-cionados por el Congreso, que pasaría a llamarse Asamblea Legis-lativa Plurinacional. También se incorporó la posibilidad de ree-lección presidencial por un solo período (y no indefinida como sehabía propuesto en las primeras versiones) y la figura del refe-réndum revocatorio por iniciativa ciudadana. Finalmente, se esta-blece que la “enajenación de recursos naturales en favor de poten-cias, empresas o personas extranjeras” será juzgada como traicióna la patria (con una condena de 30 años de cárcel); se reconocenvarias formas de propiedad, incluyendo la comunitaria, y prohíbela privatización y concesión de servicios básicos.
La oposición respondió con sus propias “constituciones” regio-
nales: los estatutos autonómicos sin sustento legal pero ampara-dos en la “legitimidad” de la consulta popular del 2 de julio de2006, cuando Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando votaron masi-vamente por las autonomías regionales. Cantando el himnocruceño –que habla de la “España grandiosa”– y no la canciónpatria, el estatuto fue entregado al “comandante departamental”(el prefecto Rubén Costas) el 15 de diciembre pasado. Y lo queactualmente es la manzana de la discordia son las atribucionesde los estados departamentales, que deberán ratificarse en el ple-biscito convocado para el 4 de mayo y considerado sediciosopor el gobierno central pero avalado por la Corte Electoral local,que ha desconocido en la práctica a la Corte Nacional Electoral. En efecto, la consulta carece de legalidad, ya que el régimen auto-nómico –inspirado en el modelo español– no está contempladoen la actual Constitución, y la nueva, que lo incorpora parcial-mente, es desconocida por los prefectos de la “media luna ampliada”que incluye a Chuquisaca y Cochabamba.
El estatuto cruceño propone un régimen semifederal, en el que
los gobiernos locales cobrarían los impuestos (para luego coparti-ciparlos al Estado central) y tendrían competencias compartidascon el gobierno nacional en el manejo de los recursos naturales
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no renovables como el gas, principal riqueza de Bolivia. Con todo,uno de los temas más escabrosos es el de la tierra, en un país dondese mata y se muere por un puñado de metros cuadrados. Boliviatuvo una de las reformas agrarias más radicales del continente en1953, aplicada por milicias campesinas armadas, pero sólo afectóal Occidente del país, cuando las tierras más fértiles, que hoy sedividen principalmente entre el cultivo de soja y la ganadería, estánen el Oriente (Consistente con su programa desarrollista, el nacio-nalismo revolucionario de los 50 alentó la constitución de unaburguesía agroexportadora).
Curándose en salud, el estatuto autonómico incluye un inciso
sobre “persecución y lucha contra el latifundio”, pero el vínculocon el agro de los políticos locales genera múltiples susceptibili-dades acerca de la cláusula que delega en los prefectos la emisiónde títulos agrarios “irreversibles”, no revisables por el Estado nacio-nal, así como el control del cumplimiento de la función econó-mica y social de las propiedades rurales.
“La agenda de Evo Morales parece bastante alejada del etnofundamentalismo indígena (y de la revancha étnica que denuncian con insistencia los sectores acomodados), así como de un avance socializante sobre la propiedad privada”. Piedras en el camino Pero no es solamente la oposición de derecha la que conspira con- tra la consolidación de una nueva institucionalidad. El partido que llevó al poder a Evo Morales –el Movimiento al Socialismo– es una confederación de sindicatos y organizaciones sociales que, luego de los “grandes momentos” de las luchas políticas, tienden a reple- garse hacia sus intereses corporativos. Por otro lado, la escasez de cuadros con capacidad para el manejo estatal de la izquierda campesina fue llenada con dirigentes de ONG sin que exista un espacio político capaz de articular las diferentes visiones en un pro- yecto de país compartido. Por ello, no es casual que cada vez con PABLO STEFANONI
mayor intensidad los “fundadores” del MAS se quejen de los “adve-nedizos” que hoy ocupan la mayor parte de los ministerios. O queel MAS funcione como una “agencia de empleo”, que procura unasuerte de cuoteo corporativo del Estado que conspira contra la efi-ciencia en la gestión, a lo que se suman las prácticas excesivamentedecisionistas del presidente boliviano. Hasta el momento, elprincipal éxito de Morales fue la expansión de las políticas socia-les, como la ampliación de la renta a la vejez, los planes de alfabe-tización, los bonos de escolaridad y la extensión de la medicina aáreas rurales mediante los médicos cubanos. También se avanzóen el control de la renta del gas. Pero muchas veces la retórica maxi-malista y “revolucionaria” encubre las dificultades para proyectar–e implementar– un proceso de reformas efectivo.
El actual proceso de cambio parece lejos del impresionismo de
las corrientes poscoloniales que buscan en la comunidad indígenaideal un refugio contra el capitalismo y una “exterioridad radical”ante los males de la modernidad.
Hoy, la radicalización del indianismo en el Occidente corre el
riesgo de atizar el regionalismo del Oriente. De allí, el desafío deunificar el país sin desactivar el proyecto de cambio político, eco-nómico, social y cultural que hoy tropieza con varias piedras pues-tas en el camino por propios y ajenos. u
1. Si la defensa del mestizaje por parte de los nacionalistas de los años 50 se oponía al dis-curso positivista de la superioridad de la “raza blanca” -de allí, su carácter progresista-el actual discurso que dice que “en Bolivia somos todos mestizos” tiene connotacionesconservadoras, en la medida en que emerge contra las demandas de igualdad de los indí-genas. Si es evidente que Bolivia es un país mestizo, no es menos cierto que la indiani-tud (más allá de sus fronteras difusas) sigue siendo fuente de discriminación y exclusión. 2. Ver Claudia Peña, “Ser cruceño en tiempos de Evo Morales”, revista Archipiélago,La Paz, abril-mayo 2008. 3. Ver Ximena Soruco, “Elites que miran hacia afuera”, Le Monde diplomatique,edición boliviana, La Paz, abril de 2008. 4. El pluralismo jurídico reconoce los “usos y costumbres” indígenas en la administraciónde la justicia. Los castigos comunitarios, según sus defensores, no incluyen los linchamien-tos, frecuentes en zonas urbanas populares como El Alto, vecina a La Paz, o Cochabamba.
WORKSHOP AHOPELTO Jouni Passion for Electrons Electron-Electron and Electron-Hole Bi-Layers in Ultra-Thin Silicon Channels AMANN Peter Passion for Electrons AYUELA Andres Passion for Electrons Interface States in Carbon Nanotube Junctions: Rolling up graphene BAUER Tobias Passion for Electrons Electron Spectroscopy on a superconducting surface with ultrashort Laser pulse
2012 CA S. Ct. Briefs 98616; 2011 CA S. Ct. Briefs LEXIS 1902 CALIFORNIA COURT OF APPEAL . FOURTH APPELLATE DISTRICT . NO. D056361. SUPERIOR COURT OF SAN DIEGO . HON. RICHARD E.L. STRAUSS. VIEW OTHER AVAILABLE CONTENT RELATED TO THIS DOCUMENT: CA Supreme Court: Brief(s) COUNSEL: [*1] JOSEPH R. SAVERI, ESQ. (130064), ERIC B. FASTIFF, ESQ. (182260), BRENDAN GLACKIN, ESQ. (199643), JORDAN EL