Danuta Hübner Parlamento Europeo, Presidente de la Comisión de Desarrollo Regional "Unión Europea y la crisis" Senado de los Estados Unidos Mexicanos 15 de abril 2012, Ciudad de México
Es para mi un gran honor estar aquí con ustedes, los representantes de la vida
política y el cuerpo diplomático de México. Creo que cada encuentro humano es una
ocasión que no debemos perder para aprender algo nuevo, y por ello espero con
interés el intercambio de puntos de vista que tendrá lugar tras mi presentación. Me
gustaría agradecerle al senador José Guadarrama Márquez, el Presidente de la
Comisión de Relaciones Exteriores. Es para mi no solo un gran placer sino también
un gran honor de tomar parte en la inauguración del Centro de las Relaciones
Permítanme comenzar mi intervención comunicándoles la especial sensación que
pueden tener muchos europeos, como yo, al venir por vez primera a un gran país
como México. Al llegar aquí y estar frente a una gran civilización antigua, se siente
de inmediato un desconocimiento natural de aquello que difiere de las propias
raíces, pero al mismo tiempo también una sensación de proximidad. En Europa
nuestras raíces, las de los Polacos, Alemanes, Franceses o Griegos son diferentes.
Pero hoy todos nosotros nos sentimos orgullosos del gran y prolongado esfuerzo de
generaciones de distintos pueblos, desde las islas griegas hasta las costas de
Escandinavia, para construir una sólida estructura europea que ofreciera a los
pueblos de Europa un lugar protegido y bello, y un espacio para hacer realidad sus
sueños. Y el mejor lugar para valorar este esfuerzo y sentirse realmente europeo es
desde la perspectiva de México, otra gran civilización con grandes ambiciones y
Quiero hacer también una confesión personal y decir que al venir por la primera vez
aquí, a este gran país, siento una sensación muy especial. En los turbulentos
tiempos que vivimos, tanto México como Europa se enfrentan a un reto parecido:
cómo modernizar nuestras instituciones para que respondan a las exigencias de la
globalización y construir un modelo de gobernanza política, social y económica para
Permítanme exponer un punto de vista de este problema desde la perspectiva de la
Unión Europea. En los últimos años, la UE ha tenido que enfrentarse a los efectos
de la crisis más grave en décadas. Esta crisis ha influido en todos los aspectos de la
vida de la UE: la moneda común, el crecimiento, el empleo, la cohesión social, la
confianza en todos los aspectos - económico, social, político. Los mercados han
perdido confianza en la política, los ciudadanos en las instituciones financieras etc.
Creo que no sería una exageración de mi parte decir que la crisis ha supuesto una
experiencia profunda y existencial para muchos Europeos. Ha afectado a muchos de
forma negativa. Pero al mismo tiempo ha mostrado la Unión en su máximo
exponente. Por supuesto que podemos expresar cierto grado de crítica hacia
algunos políticos o instituciones - y lo hacemos, pero por lo general creo que hemos
La crisis nos ha obligado a redefinir la gobernanza económica de la Unión y en
particular de la zona euro y a adoptar un amplio paquete de reformas para reducir el
riesgo de futuras crisis. Hemos examinado hasta el último recoveco de los procesos
fiscales, los mecanismos para el seguimiento de los riesgos y la coordinación
sistémica de las políticas nacionales, y la aplicación de las normas, y hemos decido
revisar los viejos procedimientos para lograr algo nuevo. El hecho de que las
reformas se hayan puesto en marcha con muy poca resistencia y de que se haya
llegado a un acuerdo con bastante rapidez, es en sí mismo una prueba de la
fortaleza de la Unión. Durante solo tres años se han implementado reformas del
sector financiero de Europa y de la gestión de la zona euro imprescindibles antes de
Sin duda Vivimos en una época difícil e interesante. Estoy segura de que todos
ustedes saben la máxima china sobre la desventaja de vivir en una época
interesante. Sin embargo, los tiempos difíciles e interesantes son un suelo fértil para
que surjan mujeres y hombres audaces que aportan ideas y soluciones buenas y
novedosas, y que tienen la capacidad de convencer a los demás para que se
atrevan a dar un nuevo rumbo a la historia. Y eso, puedo asegurarles, si que ocurre
Lo más importante es que el efecto paradójico de la crisis consiste en que,
posiblemente por primera vez hasta este punto, los países miembros de la UE han
sentido una necesidad imperiosa de mayor unidad y cooperación. Hemos notado
con gran celeridad que no solo está en juego el futuro del proyecto europeo, sino
también de nuestras economías y nuestra cohesión social.
Creo que es positivo darse cuenta de que las crisis solo tienen sentido si se las
considera una oportunidad para cambiar. En Europa, la crisis nos ha ofrecido un
espacio muy necesario, tanto conceptual como de actuación, para llevar a cabo
reformas que habrían sido sencillamente inimaginables en circunstancias que no
representaran un enorme peligro para todo el proyecto europeo. La crisis nos ha
ofrecido dicha posibilidad y se convirtió en fuente de una gran movilización en todas
las capitales europeas (incluida Bruselas). Hemos emprendido reformas del sector
financiero y gobernanza económica que, como he dicho, resultaban impensables
hasta hace poco. Inmediatamente después de la quiebra de Lehman Brothers en
verano 2008, comenzamos con la creación de la supervisión europea de los
mercados financieros. Actualmente, este sistema ya se encuentra en pleno
funcionamiento. Las reformas del sector financiero continúan. Quizá incluso diría que
con una exageración. Sin ninguna duda, hoy en día, este sector se encuentra más
integrado y mejor regulado en el nivel europeo. Las reformas del sector siguen. Lo
interesante es que antes de la crisis este sector funcionaba prácticamente sin
Como probablemente sepan, cada seis meses un Estado miembro asume lo que se
denomina la Presidencia de la Unión. En el segundo semestre del año pasado fue el
turno de Polonia. Lo hicimos por la primera vez y con un gran éxito. Polonia se ha
presentado como un país miembro de la Union con una fuerte vocación europea,
En cierto sentido, la Presidencia polaca constituyó en sí misma una prueba de los
desafíos a los que se enfrenta Europa. Un país que no forma parte de la zona del
euro dirigía la Unión en un momento en que esta zona atravesaba por muy graves
problemas. No cabe duda de que la zona del euro necesita una integración mucho
mayor. Pero, ¿cómo, profundizando la integración de la zona euro, evitar que se
amplíe la brecha entre los 17 Estados miembros que son parte de la zona del euro y
los 10 que no lo son? ¿Cómo evitar divergencias en las sendas de cambio y
evolución? A este reto de Europa de dos velocidades, hemos atribuido como
Presidencia una importancia enorme. En el contexto global tenemos que seguir
avanzando juntos. Resulta obvio que la Unión Europea no puede permitirse una
división entre el «club del euro», por una parte, y los «evasores del euro», por la
otra. Los Estados miembros de la zona del euro mostrarían una gran falta de visión
si pensaran que la defensa de la moneda común es algo «exclusivo» y que no
necesitan aliados fuera del «club» en este esfuerzo. La zona euro se va seguir
ampliando. Para mantener el proyecto europeo en buena condición debemos tener
voluntad política y necesitamos un amplio frente unido y una solidaridad entre todos
los Estados miembros de la Unión. Mantener esta solidaridad en los tiempos de
crisis no resulta fácil. Todavía nos quedan varios aspectos de las grandes reformas
donde no hemos llegado al acuerdo. Un ejemplo puede ser la incapacidad de tomar
decisión sobre la creación de eurobonos. Los eurobonos solamente se introducirán
cuando los Estados miembros que gozan del mayor prestigio financiero adopten una
decisión política. Y no lo harán a menos que los Estados que deben realizar un
profundo ajuste les den garantías suficientes. Estoy convencida de que un día
tendremos eurobonos, pero entretanto grandes flujos de capitales van a parar al
mercado de bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Nuestro mercado de
eurobonos podría ser una alternativa atractiva y el Banca Central Europeo no tendría
que acabar detentando la mayoría de los bonos soberanos.
Pero no son solo las reformas macroeconómicas que cuentan para el futuro de la
integración europea. Para mí, construir a partir de la crisis significa igualmente
comprender que en esos tiempos de la austeridad y consolidación presupuestaria
Europa necesita un crecimiento basado en nuevos factores. ¿Cómo podemos
financiarlo? Es de suma importancia que el nuevo marco financiero plurianual para el
período 2014-2020 evalúe la necesidad de determinadas políticas en función de su
potencial para generar inversiones y el valor añadido que brindarán al desarrollo de
la Unión en general, no sólo al crecimiento económico, sino también al aspecto
social, regional y participativo que implica construir una sociedad solidaria. El
presupuesto . From next page.el mismo periodo.
Los presupuestos nacionales han sufrido recortes y nos enfrentamos a nuevos
recortes en un futuro próximo como resultado del imperativo de lograr la
consolidación presupuestaria y para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las
finanzas públicas, que es necesario para crecer a largo plazo. Resulta fácil decir que
la austeridad fiscal debe aplicarse de modo que no socave la capacidad de la
economía europea para generar crecimiento y puestos de trabajo sostenibles a largo
plazo. Pero es más difícil hacerlo. En vista de los recortes a los presupuestos
nacionales, se presenta también el grave peligro de que los gobiernos lleven a cabo
estos recortes antes que nada en los sectores de la educación y la investigación,
fundamentales para la competitividad, crecimiento y empleo a largo plazo. Puesto
que las universidades europeas se financian predominantemente a través de los
presupuestos nacionales, con ello se reduciría gravemente la capacidad de
desarrollo tecnológico e innovación de Europa y su potencial de crecimiento
económico a medio y largo plazo. Y obviamente aumentaría la brecha entre Europa
y el resto del mundo en materia de conocimientos e innovación.
Algunos países europeos, aparte de adoptar paquetes de austeridad, tienen que vivir
con la carga de una deuda insostenible. Mucho me temo que en lugar de la vieja
división entre Oriente y Occidente, en Europa tendremos una fractura entre Norte y
Sur en lo que se refiere a crecimiento, capacidad de ajuste y competitividad. Es un
desafío clave para los años que vienen.
El presupuesto de la Unión Europea asciende a cerca del 1% de la renta nacional
bruta (RNB) de la UE, una cifra que se ha mantenido a un nivel moderado y estable
durante la última década, a pesar de que el ámbito de sus actividades se ha
Otro reto al que la Unión debe enfrentarse unida es el proceso de ampliación. En mi
opinión, la ampliación es en sí misma la más poderosa política de la UE. Europa
tiene el imperativo interno de ampliar el espacio de libertad, seguridad, cooperación
y libre circulación de personas y mercancías hacia sus países vecinos. El proyecto
europeo implica que Europa desea ser la mayor comunidad de libertad y seguridad
del mundo, incluso geográficamente, ser suficientemente grande para garantizar el
bienestar de todos sus habitantes, pero también suficientemente generosa para ser
fuente de inspiración y un modelo para gestionar la diversidad en el siglo XXI. No es
una cuestión de orgullo desmedido, sino una obligación.
En tiempos de crisis surge la tentación de reducir la idea de Europa, de encerrarnos
en nosotros mismos, porque la época «no es buena» para ideas universales. Pero
creo que, por malos que sean los tiempos, no debemos olvidar por qué deseamos
estar juntos y por qué otros desean unirse a nosotros. La Unión debe seguir siendo
lo que ha sido desde su creación: un espacio libre y abierto para todos los países
vecinos que desean unirse a nosotros para crear un espacio de libertad, seguridad y
desarrollo. En 2013 se producirá la adhesión de Croacia y esperemos que esta
adhesión se convierta en un escaparate de buenas prácticas y un modelo para otros
países de los Balcanes. La cuestión de ampliación era una de las principales para la
No podemos convertir la crisis en una excusa para frenar el proceso de ampliación.
La ampliación infunde vitalidad al proyecto europeo, a pesar de los inevitables
La Unión tiene también otra importante fuente endógena de vitalidad que me
gustaría mencionar aquí. Me refiero a la gobernanza multinivel. Creo que la
verdadera vitalidad de la Unión se encuentra sobre el terreno, en los municipios,
localidades, ciudades, áreas metropolitanas, regiones. Es en estos lugares donde se
forman asociaciones de diverso tipo a favor del crecimiento entre las universidades,
industrias, empresas, autoridades, la sociedad civil, tanto material como de
entendimiento entre las personas. Creo que en ocasiones tendemos a percibir
Europa de modo centralizado. Mucha gente identifica la integración europea con
Bruselas. Sin embargo, no todo lo que tiene posibilidades de cambio y conocimiento
tiene que venir de Bruselas, París o Berlín. El fenómeno de Europa está
directamente relacionado con el hecho de que la verdadera unidad del continente
tiene lugar con mayor plenitud a nivel regional y local. Las regiones y ciudades son
los lugares en los que se construye cada día la nueva Europa. Gracias a la fuerza
económica, la riqueza en capital social, la apertura cultural y la interconexión con el
mundo, de las regiones europeas, de las localidades grandes y pequeñas, donde
viven personas con visión, acostumbradas a un estilo de vida libre que genera
creatividad y una actitud de cooperación social, podemos avanzar con mas rapidez y
mas éxito. El Tratado dice claramente que la Union realiza sus deberes a través de
los esfuerzos bien orquestados entre los niveles europeo, nacional, regional y local.
En Europa nos parece importante comprender que la nueva economía que emerge
de la crisis será muy diferente de la que teníamos antes de la llegada de la crisis. El
principio de la nueva economía no debería ser la competencia a toda costa, sino la
solidaridad. Ya estamos experimentando una transición paradigmática hacia una
economía basada en el conocimiento, la creación de redes de cooperación y la
innovación continua. Necesitamos nuevos modelos de innovación, sistemas
educativos eficaces y apoyo cultural a determinados valores de la sociedad, como la
apertura a nuevos retos, la capacidad de cooperar, de crear redes, etc. La economía
que se va funcionaba sobre la base de un modelo de ganadores y perdedores. En la
escena mundial, México y América Latina, y también mi país antes de su entrada a
la Union Europea, bastante frecuentemente estaban en el extremo de los que
pierden en este modelo. La nueva economía que tenemos que impulsar se basa en
un modelo en el que todos pueden ganar. En un mundo interconectado de
comunicación instantánea, el éxito de una parte del mundo, un grupo de naciones,
una región o una ciudad, depende del éxito de todos los demás.Todos tenemos que
estar unidos en la misma búsqueda para hacer que nuestro mundo sea mejor. No
hace mucho estas palabras se tacharían de utópicas, pero no es así en la realidad
de mañana. En un modelo de relaciones internacionales en el que todos ganan, hay
una mayor posibilidad de participación de los países que estuvieron excluidos
durante mucho tiempo de la configuración del programa mundial. Ponen hoy día
sobre la mesa sus sensibilidades especiales y sus conocimientos especiales. Pero
también la responsabilidad. Desde esta perspectiva, espero con mucho interés los
resultados de la presidencia de México del G-20. Celebro el énfasis que pone su
Gobierno en el programa ecológico y el desarrollo sostenible, el planteamiento de la
cuestión del empleo juvenil, la mejora de la seguridad alimentaria y la solución del
problema de la volatilidad de precios de los productos básicos.
Lo que ustedes proponen concuerda igualmente con las preocupaciones de la UE,
como la macroestabilización y las reformas estructurales en tanto que fundamentos
para el crecimiento y la solución a largo plazo para el problema del desempleo de los
jóvenes, el refuerzo de la arquitectura financiera mundial y la lucha contra el cambio
climático. Me parece que el mundo entero debe abordar unido todos estos temas, y
México merece el crédito de haberlos inscrito en el orden del día del G-20.
Como escribió Carlos Fuentes: «El caos no tiene plural». Ya sea que vivamos en
México, en Europa o en otro lugar, tenemos que comprender que vivimos en el
mismo mundo. Todo lo que sucede en este mundo, como la crisis, afecta a todos. En
un momento dado, la crisis sembró el caos en todas partes. No hubo un caos
europeo distinto, por ejemplo, del caos americano. Quizá se pueda distinguir algunos
matices. Las decisiones erróneas adoptadas en un lugar se hicieron sentir en todas
Esperemos que gracias al mayor entendimiento de los retos a los que nos
enfrentamos como ciudadanos de un único mundo, disminuyan las posibles
decisiones erróneas y que el «círculo vicioso» de la crisis se sustituya por un
«círculo virtuoso» de participación y cuidado mutuo de nuestro desarrollo mundial y
del bienestar del planeta y sus habitantes.
Me gustaría hacer referencia a un reto mas que no nos deja dormir en Europa. Es el
reto demográfico y sus consecuencias. Las reformas para reducir los efectos del
envejecimiento son muy difíciles, como lo saben Ustedes. En ese contexto
reflexionamos también sobre las repercusiones de la inmigración en nuestra noción
de ciudadanía y sobre las formas de convivencia en el entorno cada vez más
pluralista en que se está convirtiendo Europa con rapidez.
En realidad, nuestro reto durante las próximas décadas será componer la «demos
europea» a partir de las distintas personas que llegarán a nuestras costas. Podemos
ver la diversidad de nuestras sociedades como una amenaza o como una
oportunidad, como una fuente de conflicto o como una fuente de capital social. Las
decisiones que adoptemos en este ámbito tendrán un efecto en el estado de la
Unión a largo plazo. Creo que en esta esfera de gestión de la diversidad e
institucionalización de la política de integración podemos aprender mucho de la
experiencia de México. Me parece que puede ser uno de los temas del diálogo entre
el Parlamento Europeo y el Congreso de México.
Para concluir unas palabras pro domo sua. Creo que hay un espacio para
intensificar en general el diálogo interparlamentario entre el Parlamento Europeo y el
Congreso mexicano. Por un lado, es una valiosa extensión del diálogo político al
más alto nivel que tiene lugar entre México y la Comisión Europea, resultante del
Acuerdo de asociación estratégica entre México y la Unión Europea.
Por el otro, preveo que dicho diálogo tendrá una calidad independiente que reflejará
el papel cada vez más autónomo que desempeña el Parlamento Europeo en la
Con el nuevo Tratado el Parlamento Europeo se considera cada vez más el
defensor de los intereses paneuropeos del «demos»europeo. Asimismo, cuenta con
mayores competencias en virtud del Tratado de Lisboa y, de este modo, se convierte
en un influyente actor independiente en la escena mundial.
La nueva arquitectura institucional de la Unión Europea se sustenta igualmente en
las disposiciones en materia de subsidiariedad del Tratado de Lisboa que pretenden
«impulsar una mayor participación de los Parlamentos nacionales en las actividades
de la Unión Europea e incrementar su capacidad para manifestar su opinión sobre
los proyectos de actos legislativos y otros asuntos que consideren de especial
interés». Que sigamos buscando nuevas formas de cooperación.
Permítanme finalizar diciendo que el sueño de Europa y el sueño de México están
en las manos de sus pueblos. Los políticos tenemos el deber de hacer todo lo que
esté a nuestro alcance para ofrecerles un mundo libre de crisis y de temor al futuro,
un mundo en el que puedan vivir con dignidad y felicidad.
Gracias por su atención. Estoy deseando mantener un debate con ustedes.
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