Iv encuentro internacional de historia de la prensa en iberoamÉrica

IV ENCUENTRO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LA PRENSA EN
IBEROAMÉRICA
“La investigación hemerográfica como paradigma de interdisciplinariedad”
TÍTULO: LA INFANCIA A EXAMEN. LA REVISTA ‘LA INFANCIA
ANORMAL’.

AUTORES
María Concepción Martínez Omaña.
Institución de adscripción: Instituto de Investigaciones Dr. José Ma. Luis Mora.
Investigadora Titular “C”.
Correo Electrónico: Ciudad de México
Antonio Padilla Arroyo
Institución de adscripción: Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Profesor
Investigador Titular “A”
Correo electrónico: Cuernavaca, Morelos.
IV ENCUENTRO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LA PRENSA EN
IBEROAMÉRICA
“La investigación hemerográfica como paradigma de interdisciplinariedad”
DATOS CURRICULARES:
Ma. Concepción MARTÍNEZ OMAÑA. Licenciada en Sociología por la UNAM;
Maestra en Estudios Regionales por el Instituto Mora; Doctora en Sociología por la
UNAM. Autora de artículos y libros sobre uso, gestión y dotación de servicios públicos.
En la actualidad, esta adscrita al Área de Historia Oral del Instituto Mora. Sus líneas de
investigación son: Cultura del Agua, Representaciones y prácticas del Agua y Política
Urbana. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Antonio PADILLA ARROYO. Licenciado en Sociología por la UNAM; Doctor enHistoria por El Colegio de México. Autor de libros y artículos especializados en historiade la educación, historia cultural e historia social de los siglos XIX y XX. Actualmentesus líneas de investigación son: Actores, representaciones, estructuras e instituciones dela infancia anormal y la educación especial, 1890-2005. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
LA INFANCIA A EXAMEN. LA REVISTA ‘LA INFANCIA ANORMAL’.
Abstract
En este texto nos proponemos una aproximación al estudio de la revista La Infancia
Anormal
, de los temas, los actores, los métodos y las prácticas propias de las disciplinas
que convergieron en el campo de la infancia anormal y que permite comprender los
procesos de circulación de las representaciones y los procedimientos disciplinarios de
dicho, así como los alcances geográficos de la revista, como artefacto o soporte material
que emplearon y se propusieron sus editores para alcanzar sus objetivos. Aquí se
examinan los años de 1958 y 1959 porque consideramos que esos años fueron de
evolución y consolidación de ese campo de saber y, por lo tanto, de un intenso
intercambio de ideas proveniente de distintas disciplinas, lo cual se reflejó tanto en la
gama de temas que se trataron en los artículos científicos como en los canjes de
publicaciones con asociaciones científicas de otras latitudes que sostuvieron los editores
de La infancia anormal.
LA INFANCIA A EXAMEN. LA REVISTA ‘LA INFANCIA ANORMAL’.
María Concepción Martínez Omaña.
Introducción
A finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX se conformó en México y a nivel mundial un campo de investigación e intervención en el que convergieron diversas disciplinas científicas, entre las cuales destacaron la medicina, la psicología, la antropología y la pedagogía, que tuvo entre sus propósitos indagar los factores que explicaban la existencia de una sector de la población infantil que fue descrito, caracterizado y definido como “infancia anormal” o, como después fue delimitada, la Así, en ese campo concurrieron tradiciones, prácticas, discursos y lenguajes disciplinarios lo que conllevo la producción y difusión de sus saberes que demandaban la creación de un órgano especializado de divulgación en el cual se dieran a conocer sus investigaciones y sus hallazgos, el cual fuera lo suficientemente atractivo para provocar el interés de un público profesional y especializado. Al mismo tiempo, se buscó ampliar la esfera de influencia hacia un auditorio que requería información general, por ejemplo, los padres de familia, quienes demandaban cierto tipo de saberes y de consejos prácticos que pudieran orientarles en la labor de atención y protección a los menores que presentaban algunas de las anormalidades que se examinaban en esa época, y los maestros, quienes enfrentaban una serie de problemas en su labor educativa. La revista
En 1954, esta doble necesidad pretendió ser resuelta, aun y cuando fuera de manera parcial, con la fundación de la revista La Infancia Anormal. Actas Latino-Americanas de Psiquiatría Infantil, Psicoterapia e Higiene Mental. Como su propio subtítulo indica los alcances que los editores pretendían con esta publicación eran favorecer un amplio debate interdisciplinario y traspasar el ámbito geográfico de la ciudad de México y del país, hasta llegar a América Latina y otros países, en especial España. Para tener una idea de la amplia red de circulación que adquirió la revista, basta señalar el origen geográfico de los colaboradores, así como los intercambios que estableció con otras publicaciones similares. Tanto uno como otro aspecto, permite y proporciona a los historiadores de las ideas, en particular, y de la historia intelectual, en general, examinar algunos procesos y mecanismos de circulación de las ideas. En el primer caso, durante los años que son materia de este trabajo, se publicaron artículos de autores cubanos, españoles, panameños y mexicanos, así como traducciones de autores franceses e ingleses, quienes analizaban tópicos que tenían estrecha relación con la problemática de la infancia anormal. En el segundo, los intercambios de las publicaciones, las cuales eran editadas por sociedades y asociaciones científicas afines a los intereses y línea editorial de la revista y la difusión, en una sección en particular, de congresos nacionales e internacionales en asuntos relacionados con la infancia.
Entre los años de 1954 y 1958-1959, se publicaron 42 números en 5 tomos y abarcando la tercera época, cuya periodicidad fue mensual, aunque se publicaron números dobles, con excepción del mes de diciembre, a lo largo del segundo año. En junio de 1961, se publicó el directorio completo de los integrantes del comité editorial de la revista y en una breve nota se señalaron las tres etapas por las que había atravesado la publicación: la primera, la cual abarca desde su fundación, en 1907 hasta 1950, cuyo promotor y director fue el profesor y médico, “especialista en psicopedagogía del niño anormal”, Francisco Pereira, quien fallece en 1951; la segunda época corresponde a los años de 1951 a 1954, bajo la dirección de Amador Pereira, quien fue médico y profesor, , al igual que su padre. Durante este periodo, la revista se edita en Guatemala, lugar de residencia de Pereira, después de un exilio obligado a causa de la persecución franquista; la tercera, también con la dirección de Amador Pereira, comprende de 1954 a 1960; en este último año y hasta, por lo menos, 1961, la dirección queda a cargo de la viuda Mercedes Llanos de Pereira con motivo de la muerte de su esposo. Vale advertir que esa época se abre porque Amador Pereira se traslada a México, tras el golpe de Estado en Guatemala que depone al gobierno democrático de Juan Jacobo Arbenz, lo que obliga a la familia, de nueva cuenta a buscar asilo. Por otra parte, desconocemos si durante estas épocas se mantuvo la composición y el formato general de la revista. Con respecto a dichas épocas en la vida de la revista, en su editorial del número 45, de marzo de 1960, se hizo un recuento de los rasgos distintos de cada una de las etapas del órgano, lo que simultáneamente nos permite una visión aproximada de la evolución del campo de estudio, de las disciplinas científicas que dirigen su atención a la infancia anormal, así como de la recepción que tuvo no sólo entre los especialistas y el público en general, sino aún entre las propias autoridades políticas y educativas, “más o menos conscientes del problema de la anormalidad mental” de los países donde esta circula.
Así, el editorial destaca que, en su primera época, la revista enfocó su objetivo en el “estudio y la defensa” de la infancia, por lo que su fundador y editor Francisco Pereira anunció la publicación del “boletín bimensual dedicado al estudio y defensa de los niños anormales y la educación especial”, tras convocar a “los pedagogos, a los médicos a los sociólogos, a toda persona de ideas humanitarias que se preocupe de la marcha de las modernas corrientes educativas” y estar abiertos a examinar dichas “cuestiones”, lo que significaba legitimar el propio campo de investigación e intervención, para más tarde, en una segunda etapa, consagrarse de lleno ‘al estudio de los niños mentalmente anormales, de su tratamiento educativo especial”, ambos propósitos quedaron de manifiesto en los números publicados entre 1910 a 1934, para después reorientar y ampliar su campo de conocimiento y “estudiar entonces en un complejo englobamiento (sic) la neuro-psiquiatría infantil, la médico-pedagógica, y la higiene escolar”. De esta manera, la regularidad de su aparición muestra el enorme esfuerzo que los editores desplegaron para mantener en circulación a este órgano de divulgación científica, bajo la dirección de su director editor el doctor Amador Pereira y el apoyo de Roberto Solís Quiroga.
Ahora bien, podemos señalar que durante su publicación en México, La infancia anormal se compuso de una sección editorial, la cual varió en contenido, a continuación una sección de artículos científicos, los cuales examinaban los más diversos temas, después un apartado de extractos de artículos, regularmente de autores extranjeros y cuyas traducciones estaban a cargo de los editores, si bien esta sección no siempre aparecía y más bien estaba en función del interés de estos por un cuestión específica y, por último, una sección de informaciones y noticias generales, entre ellas, la celebración de congresos, coloquios, seminarios, reseñas y anuncios de nuevas adquisiciones bibliográficas o hemerográficas, y canjes con otras revistas. Sin duda, la sección más importante de la revista fue la relativa a los artículos científicos. En ellos, los especialistas y profesionales difundían los hallazgos más recientes de sus investigaciones, tanto teóricas como experimentales, en el campo de la infancia anormal. En su conjunto, esta sección recogió la preocupación permanente de los editores por delimitar el vasto campo de los estudios de la infancia “irregular”, por lo que las colaboraciones abarcaban desde reflexiones filosóficas acerca del significado de la anormalidad, pasando por la presentación de tipologías de las diversas “irregularidades”, la evolución de los conceptos del niño anormal o irregular, hasta el empleo y la utilidad de procedimientos y técnicas para identificar y caracterizar a los niños anormales, de la medición inteligencia, del uso de pruebas para los niños anormales e irregulares, los problemas, los alcances y las limitaciones que representaban. En este caso, tales textos eran escritos por especialistas y estaban destinados a un público especializado, compuesto de psicólogos, psicoanalistas, médicos, pedagogos, abogados y terapeutas. También se examinaban temas específicos que, por su extensión, se publicaban en otros números de la revista. De igual modo, se publicaban artículos de divulgación, los cuales tenían el objetivo de familiarizar la producción de los saberes entre un público más amplio y diversificado, a saber maestros y padres de familia. Asimismo, fue una práctica de los editores abrir espacios para la publicidad de instituciones educativas, tanto públicas como privadas, creadas expresamente para ofrecer sus servicios profesionales o la promoción de medicamentos recién lanzados al mercado para el tratamiento y la intervención de las “anormalidades” de la infancia.
Editoriales
Entre 1958 y 1959, se publicaron 17 números, del 26 al 42, de los cuales 13 contenían un editorial. La sección editorial es una clara muestra de la amplia diversidad temática, así como de los enfoques y las propuestas de intervención propias del campo de estudio.
Un ejemplo de ello son los números de abril, mayo y junio 1958 que, bajo el título de “Vidas ejemplares”, estuvieron destinados a destacar los perfiles biográficos y algunas aportaciones de personajes que se consideraban pilares de ese campo de los estudios. Un rasgo común de estos personajes fue su afiliación a una disciplina particular, aunque sus disquisiciones y su práctica profesional los condujo a incursionar en otras disciplinas, como la pedagogía infantil de los anormales. Inicialmente, las tres personalidades realizaron estudios de medicina y posteriormente se interesaron por formular propuestas pedagógicas, nacidas de sus experiencias con niños anormales. El primero de ellos dedicado a uno de los más influyentes pensadores y científicos en dicho campo, Ovidio Decroly, quien fue presentado por el profesor Nicolás Smelten, presidente de la Liga de la Enseñanza de Bruselas, cuyo texto fue traducido del francés. En el esbozo biográfico se destaca la formación y la trayectoria académica como médico y su amplio interés por la biología, así como su práctica profesional en laboratorios donde estudia las reacciones fisiológicas que proceden del sistema nervioso, lo cual lo conduce al problema de las perturbaciones psíquicas “y secuentemente (sic) al niño anormal que atrae su atención, que despierta su interés científico y que anima su sensibilidad”. La producción del saber científico y la necesidad de comprender la naturaleza del niño anormal lo induce a vincularse con médicos y pedagogos que “reivindican para los niños anormales una obra especial de educación”. De esta manera, según Smelten, “Sus investigaciones fisiológicas y psicológicas en el dominio del retraso mental, originan que Decroly, el pedagogo, este pedagogo recibe a su vez de Decroly biólogo su inspiración En el siguiente número, tocó el turno a Francisco Pereira, “Iniciador de los Estudios de Psicopedagogía Especial en España”. Según registra el editorial, Pereira inicia su vida profesional pedagógica a finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX despliega sus orientaciones y sus trabajos prácticos de pedagogía especial en la primera institución española fundada para tal propósito. En suma, Francisco Pereira “es maestro en el más amplio sentido seguiniano (sic), maestro que amplia su campo cultural para adentrarse en las más modernas orientaciones de la psicología, de la psicopatología, y en sus relaciones con la biología. Esto, en los finales del siglo XIX, suponía ser planta exótica en el medio de su desenvolvimiento”. Además, Pereira mantiene relaciones con Decroly, “con quien trabaja en los inicios del método global para la enseñanza y la lectura y de la escritura”. Según su improvisado biógrafo, una de las principales contribuciones de este personaje fue establecer la relación “que debe existir entre el médico y el maestro en la condición de una institución especializada y, por ende, el papel de cada elemento especialista en la terapia del irregular psíquico”.
Finalmente, en el número 31, el editorial se dedico al doctor Roberto Solís Quiroga, “de México”, a quien se considero como el “Iniciador de la Atención al Débil Mental en México”. El editorial abre el perfil biográfico de Solís de este modo: “Cada país tiene su pionero en el problema del niño anormal”. Para el editorialista, uno de los rasgos más representativos de Solía es que fue producto de una juventud “un tanto inadaptada, ampliamente receptiva a los problemas mexicanos”, lo que provoca en él un espíritu dispuesto a “la renovación de lo científico, tesoneramente inconforme con lo instituido, lo que explicaría su inclinación por el estudio “completo del niño anormal”. Así, Solís Quiroga “es médico que aspira los aires pluriculturales europeos y conoce del problema más interesante que se presenta al médico de su época, el problema del niño mexicano que falto de orientación sensata se desvía de la norma ética o conductual”. Así, sus inclinaciones personales, el ambiente social y cultural en el que vivió explicarían su preferencia por “proyectar su formación médica hacia la medicina de lo psíquico; mas acentuadamente hacia lo psicológico y más específicamente a la comprensión de lo psicopatológico de la infancia. Y para cimentar esta orientación profesional, trabajó e investigó el campo de la pedagogía normal y de la pedagogía especial”. Artículos científicos.
Como ya se ha mencionado, la parte central de la revista la constituía los artículos científicos, los cuales podrían dividirse en dos categorías: de investigación y de divulgación. En el primer caso, el rasgo distintivo es el manejo de un lenguaje especializado propio de una disciplina y de un enfoque con el que se pretende profundizar en un tema particular, mientras que el segundo se caracteriza por el tratamiento de un tema general y con el empleo de una terminología más accesible para Por lo que respecta a los artículos de investigación, una intención permanente de los editores y colaboradores fue delimitar el campo de investigación e intervención, razón por la cual una línea temática fue precisar lo que podría caracterizar la infancia anormal o, lo que Francisco Pereira definió como la infancia irregular. Así, en el número 42, de diciembre de 1959, se publicó un artículo del doctor argentino Mauricio Knobel en el que examinaba las dificultades que presentaba la psiquiatría infantil para formular un diagnóstico bien definido de “los síndromes indefinidos que han sido calificados como ‘inadaptados’, de impulsos desordenados, de problemas de proceder hiper activ, de disturbios severos de conducta, etc”. Tal situación la atribuía a la existencia de múltiples planteamientos, criterios, y puntos de vistas que impedían entender y saber “qué es lo que cada especialista o clínico esta tratando en cada caso específico”, lo que obstaculizaba construir un “concepto de nosología integrativa (sic) de este campo de la práctica médica”. Es decir, Knobel así notar las dificultades para elaborar conceptos, uniformar procedimientos e instrumentos que habrían de utilizarse para el diagnóstico y el tratamiento de la infancia anormal. En suma, Knobel esta consciente de la necesidad de buscar “un entendimiento común” por lo que era indispensable “encontrar un planteamiento sindrómico (sic) en psiquiatría infantil”. De otra manera, advertía, …todo el mundo hablaría un lenguaje diferente y anularíamos todo progreso. A veces, la ciencia avanza a través de esfuerzos individuales y aislados. La única manera de hacer un esfuerzo integrativo, en nuestro campo, es aclarando nuestro criterio de diagnóstico.
Desafortunadamente, el criterio diagnóstico esta ligado a un particular marco teórico de referencia, implicando también una filosofía terapéutica. La clínica infantil se encara al psiquiatra infantil, con la idea de que la Clínica es verdaderamente una institución social en la cual el niño es mirado como parte de una sociedad, especialmente su familia, y no como una entidad individual, estorbando esto el establecimiento de una visión descriptiva y fenomenológica de las inaptitudes mentales de los niños”. La publicidad: instituciones educativas y medicamentos.
Por lo regular, los anuncios publicitarios se colocaban en la primera o en las últimas páginas de la revista, ocupando la mitad o la totalidad de ellas. La propia naturaleza del órgano delinea las características y el tipo de publicidad que apareció en sus páginas, es decir, dirigida a un público que demandaba información o servicios específicos. Como una muestra de la influencia y del prestigio, así como del tamaño de la “comunidad científica” que se agrupaba en torno a la revista, los editores comprometían su influencia personal, profesional y científica para informar de instituciones que ofrecían servicios Por ejemplo, en uno de sus números agruparon “las instituciones educativas que recomendamos”: Centro Médico Pedagógico Hispano Mexicano, cuya dirección era compartida por las profesoras Clara Bernardo de Quirós e Isabel Bernardo de Quirós, el Instituto Molino de Bezares, dirigido por el doctor Ramos Palacios, también con los mismos servicios, el Instituto de Educación Especial “Seguin”, a cargo de Vidalina Ramos de Bartoli, y el Instituto PsicoPedagógico “Decroly”, bajo la dirección de la profesora Idalia Rivera Flores, todos ellos ofrecían internado y medio internado. Todas estas instituciones eran privadas, las primeras tres instituciones se ubicaban en la ciudad de México, en tanto que la última se localizaba en la ciudad de Monterrey, en el estado Una de las instituciones que con frecuencia anunciaba sus servicios fue el Instituto de Educación Especial ‘SEGUIN’, dirigido Vidalina Ramos de Bartoli, quien se presentaba en su calidad de “Maestra Especializada en Educación de Anormales Mentales, Inadaptados e Infractores”. Tal vez como una garantía de la calidad de los auxilios profesionales que ofrecía, esa institución informaba contar con “Maestros Especializados”, quienes estaban capacitados para el “Tratamiento especial de los trastornos de la palabra”, así como de médicos para brindar “Atención Médica y Psicoterapéutica” en “grupos muy reducidos” para “el tratamiento Psico-Pedagógico de Niños Débiles Mentales, retrasados escolares y con problemas de la conducta”. También ofrecía los servicios de internado y medio internado, orientación a los padres, además de Otra agencia de educación especial que apareció con regularidad en las páginas de la revista fue el Instituto Molino de Bezares, dirigido por el doctor Mario Ramos Palacios.
Uno de los recursos publicitarios que empleaba esta institución fueron fotografías que tenía el propósito de ilustrar algunos de los espacios en que se dividía el edificio: la fachada, un salón de clases, el cual anunciaba, en la parte inferior, con un pie de foto “ambiente familiar” y un local de amplias dimensiones, que se asemejaba a una galerón, en cuyo frente fue instalado mobiliario: una mesa, un pizarrón, varios caballetes, bancos, escaleras y herramientas varias. En el pie de foto se indicaba a que se destinaba el mobiliario: sección de “mecanoterapia”. Dentro de la composición fotográfica, en la parte superior, se colocaba el nombre de la institución y, abajo, el tipo de población infantil a la que se destinaba “Para niños de lento aprendizaje”, con letra en cursivas y negritas. Líneas más abajo aparecía un subtítulo que, sin duda, era sugerente para los lectores interesados: “La organización más grande y completa para la educación, tratamiento y cuidado de niños excepcionales”, además de “servicio médico constante”.
Para ello ofrecía internado, medio internado y “servicio de ómnibus”. Como ya se ha señalado, uno de los rasgos más sobresalientes en este tipo de anuncios fue el prestigio académico y profesional de que gozaban los responsables. Tal prestigio se ponía de manifiesto en el hecho de que gran parte de los directores de esas agencias eran asiduos colaboradores de la revista. Solís Quiroga, se desempeñaba como asesor médico en el Instituto “Seguin”, mientras que Isabel Bernaldo de Quirós, directora del Centro Médico, publicó una serie de artículos consecutivos en 1958 acerca de “los En relación con los medicamentos, la publicidad se asociaba a cierto tipo de anormalidades. En algunos números, los anuncios se insertaban al concluir un artículo sobre una anormalidad particular. En el número 33, en su editorial, el director Amador Pereira extractó un estudio de Rumianstev e inmediatamente se hizo un anuncio sobre medicamento “terapéutico especial”: el Pacatal “tranquilizador que no obnubila de especial utilización en paidopsiquiatria”, presentado en tabletas y ampollas, de los laboratorios Warner-Chilcott.- Laboratorios, Nocteral, “doble acción: talámica e hipotalamica, en presentación de tabletas y suspensión, fabricado por los laboratorios Silanes y Atarax, “tranquilizador especialmente adecuado para la práctica pediátrica”, de la Union Chemical Belga de América Latina, S.A. Circulación e intercambios: asociaciones científicas y publicaciones.
Una breve listado de centros que recibían “permanentemente” la publicación fueron: Ministerio de Asuntos Culturales de Bruselas, Bélgica, Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo, The Menninger Foundation, Topeka, Kansas, Biblioteca de la Facultad de Medicina, París, Francia, Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, Biblioteca de la Universidad de Nuevo León, Biblioteca Pública Lafragua, Universidad Autónoma de Puebla, Biblioteca Nacional de Montevideo, Uruguay, Biblioteca de la Escuela Normal de Especialización del Parque Lira, México, DF., Biblioteca del Centro Por lo que respecta a los canjes con otras asociaciones y publicaciones especializadas, enlistamos las siguientes: Heipadagogische Werklatter, publicación del Instituto de Pedagogía Curativa de Luzern, Suiza, Estudios Psicopedagógicos, Publicación del Seminario de Pedagogía Social de Barcelona, España, Annales Pediatrae Fenniae, publicación de la Asociación Médica Finlandesa, Helsinki, Finlandia, Archivos del Hospital Universitario, publicación del Hospital Universitario “Gral. Calixto García”, La Habana, Cuba, Archivos de Criminología y Psiquiatría, publicación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, Ecuador, Revista de Psiquiatría Peruana, órgano de la Sociedad de Psiquiatría, Lima, Perú, Anais Portugueses de Psiquiatría, publicación editada por el Hospital Julio Matos, Lisboa, Portugal, Archivos Brasileiros de Psicotecnica, órgano del Instituto de Psicotécnica, Río de Janeiro, Brasil, Revue de Sauvegarde de l’enfance, París, Francia, Alborada, Revista de los Centro de Reeducación de Medellín, Colombia, Educadores del Mundo, Santiago de Chile, Nicaragua Médica, Órgano de la Asociación Médica Nicaragüense, Managua, Nicaragua, Revista de Oto-Neuro-Oftalmología, Buenos Aires, República de Argentina, Boletín de Información Bibliográfica, publicación de la UNESCO, Sección México, DF., Revista de Medicina y Ciencias Afines, México, DF., Revista Tropical, Anales de la Universidad de Costa Rica, entre otras.
Palabras finales
La revista La Infancia Anormal es, sin duda, una fuente historiográfica invaluable para los historiadores culturales y los historiadores sociales invaluable porque, en primer lugar, fue uno de los proyectos editoriales de mayor duración en un campo específico de conocimiento que, desde su título, delimitó sus propósitos; en segundo lugar, por la influencia geográfica e intelectual que alcanzó, lo cual se revela en la amplia red de circulación y de intercambio, lo que permite examinar los procesos de intercambio y de de circulación de ideas; en tercer lugar, por la intención y la convergencia de distintos ámbitos disciplinarios que abarcó lo que por sí misma fue paradigma interdisciplinario y, en cuarto lugar, porque es una herramienta para estudiar los procesos de constitución de comunidades científicas y de formación de lectores, tanto especializados como de un

Source: http://historiadoresdelaprensa.com.mx/hdp/files/238.pdf

Microsoft word - sr-451text.doc

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